El trabajo puede ser angustiante, estresante y lleno de posibles problemas; desde elegir el asiento correcto en una reunión hasta saber dónde encontrar la mejor fuente de información, sin mencionar mantener buenas relaciones con tus compañeros de trabajo. Esa y muchas más, son las razones por las que practicar la atención plena durante el día puede hacer maravillas por ti.
La base de la atención plena, es en realidad una práctica de meditación; la meditación no es exclusiva para los monjes del Tíbet, sentados en un santuario, con incienso y túnica, nuestra práctica de atención plena puede ser tan simple como tomarse unos minutos en silencio dentro del caos de la oficina.
Estos breves momentos que nos tomamos para meditar son necesarios y valiosos para centrarte en ti mismo y así trabajar mejor, en un estado de tranquilidad y concentración.
Cuando centramos nuestra atención en otra cosa, es decir, un problema del trabajo, nos desconectamos de nosotros mismos y nos perdemos de vista. La mente y cuerpo trabajan, pero no lo hacen en sintonía, las cosas suceden y no las abordamos de manera consciente, sin embargo, todos esos sentimientos y pensamientos se filtran y afectan la manera en la que actuamos.
Cuando hacemos una pausa para registrar lo que está pasando en nuestro cuerpo, podemos recibir las señales que éste nos está dando, ¿qué significa este dolor?, ¿tengo hambre, sed, estoy muy tenso? El estado emocional que experimentamos en todo momento, también se ve reflejado en las sensaciones físicas.
Supongamos que recibes un correo electrónico a primera hora de la mañana que te hace enojar. Si continúas así el día, sin hacer consciencia de cómo te afectó ese correo, le darás el poder de influir en tí a lo largo del día, generando mayor molestia de tal manera que podrás terminar desquitándote con un compañero de trabajo o comiendo de más. Al hacer una pausa y notar el enojo, te das la oportunidad de dejarlo ir, o al menos ser consciente de su influencia en tus pensamientos y acciones.
Nuestro cuerpo nos manda señales todo el tiempo, pero a menudo estamos tan desconectados que no nos damos cuenta y perdemos información valiosa para nuestro bienestar emocional y salud tanto física como mental. Esta desconexión entre mente y cuerpo nos puede llevar a actuar de manera que no siempre entendemos o deseamos, debido a que nuestros sentimientos influyen directamente en nuestras acciones.
La tensión en los hombros, el dolor de cabeza, la dificultad para respirar, no son otra cosa más que pistas sobre cómo nos sentimos y lo que necesitamos hacer. Cuando me tomo unos minutos para quedarme quieto, en silencio y respirando, haciendo un escaneo corporal para observar y comprobar qué pensamientos me molestan, es que puedo liberarme de ellos.
El mejor momento para tomarnos una pausa para respirar y meditar, es cuando notamos que mente y cuerpo entran a trabajar en piloto automático, cuando el estrés y la ansiedad alcanzan niveles mucho más elevados. La mejor manera de manejar el estrés es hacerlo consciente, aquí dejamos algunos ejemplos de cómo hacer frente al estrés en tres escenarios que constantemente se dan en un ambiente laboral.
Recibiste un correo electrónico molesto
Tan rápido como puedas poner distanc
ia entre la situación y tú, estarás siendo consciente. Normalmente, tras recibir el correo electrónico molesto, nos pondremos a escribir una respuesta en el mismo tono, sin darnos cuenta de cómo nos está afectando y mucho menos pensar en las posibles consecuencias.
Así que, tan pronto como seas
capaz de reflexionar y hacer consciencia del enojo, la decisión que tomarás será actuar y no reaccionar. La idea es tomar una decisión consciente y no tener una reacción impulsiva. Puedes tomarte de 30 a 60 segundos para dejar el sentimiento asentarse y después elegir cómo proseguir.
Estás a punto de dar una presentación importante
Hay tanto poder en la respiración, tomarte un momento para respirar de manera consciente te dará el espacio necesario para reconocer lo que está pasando. La ansiedad no es más que una preocupación por el futuro, así que en realidad estás nervioso por lo que podría suceder, no lo que está sucediendo en el momento presente. Conectar con tu respiración te ayudará a sentar los pies en el aquí y ahora, permitiéndote encontrar calma.
Tienes una tarea pendiente por entregar en 30 minutos
Estás tan preocupado por el tiempo, que en lugar de aprovecharlo simplemente dejas que se te vaya de las manos. Cuando no te puedes concentrar, debes tomar un paso atrás y volver al presente. Si pierdes la conexión contigo mismo, pierdes tu capacidad de concentración.
Tómate un break, ve al baño, toma agua, come algo, da un paseo para movilizar el cuerpo y estirar las piernas, despeja la mente y regresarás con más energía, con otra perspectiva y más ganas para completar tu tarea en tiempo y forma.