Estamos en Italia, durante agosto, el clímax del verano de 1990. La Organización Mundial de la Salud y la UNICEF se reúnen para firmar una declaración que tiene el objetivo de proteger, promover y apoyar la lactancia materna en todo el mundo; conmemorando así la Semana Mundial de la Lactancia Materna.
Esta campaña tiene como objetivo principal la creación de conciencia social respecto a la lactancia materna y desarrollar un entorno que permita a las madres amamantar a sus hijos durante los primeros seis meses y continuar dicho proceso alimenticio durante dos años o más.
Cada año, la Semana Mundial de la Lactancia Materna tiene un lema particular y desde 2016 se alinea a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Durante la semana del 1 al 7 de agosto 2020 adoptó el lema:
“Apoyar la lactancia materna contribuye a un planeta más saludable”
centrándose en el impacto de la alimentación infantil en el medio ambiente y el cambio climático. Es entonces que nos preguntamos ¿qué impacto tiene la lactancia materna en el medio ambiente? bueno, como es bien sabido, la leche materna es un recurso natural, seguro y renovable, que no requiere de un gasto adicional en agua, electricidad y recipientes, además, los infantes que son alimentados principalmente con leche materna se enferman menos y por tanto consumen menos medicamentos, ayudando directamente al cuidado del medioambiente.
Es nuestro deber como comunidad, reforzar la “cultura de la lactancia materna” y esto requiere de la creación de políticas y programas de salud pública, sin dejar de lado el resto de los contextos sociales; como son la práctica profesional y familiar de la madre y el bebé.
Invertir en la lactancia materna tiene grandes beneficios; ya que ayuda a salvar vidas infantiles y mejorar su salud, así como apoyar el desarrollo social y económico de individuos y sus naciones. Durante la pandemia de COVID-19 se ha podido poner de manifiesto la necesidad de abogar por el derecho de las madres respecto a la lactancia como un medio preventivo a infecciones y enfermedades en la población.
Los beneficios de la lactancia materna, no solo son visibles en la salud física sino en el bienestar emocional y la salud mental tanto de la madre como del infante, debido a que promueve el desarrollo del vínculo amoroso entre ambos. Cuando un niño crece con un vínculo afectuoso positivo con la madre, se desarrolla como un adulto funcional que puede aportar de manera positiva a su comunidad.
Otro de los objetivos de la Semana Mundial de la Lactancia Materna es terminar con los mitos que impiden o dificultan a las mujeres ejercer su derecho a amamantar a sus hijos y que a su vez privan al menor de desarrollar un sistema inmunológico fuerte, así como crear un vínculo con su madre, que como se ha mencionado anteriormente, éste tiene un impacto importante en el desarrollo psicoemocional del infante y en el bienestar emocional de ambos.
Daniela Zarazúa Vargas