Actualmente contamos con grandes avances científicos en materia de salud, incluido el ámbito de la psicología. Sin embargo, tanto ésta como la psicoterapia, siempre han estado envueltas en un halo de desinformación y malentendidos. Este desconocimiento ha ocasionado innumerables mitos, creencias y expectativas erróneas acerca de la psicología, la psicoterapia y sus profesionales, que han sido contraproducentes tanto para su avance como para aprovechar los beneficios que aportan a nuestra salud y calidad de vida.
A continuación te muestro las creencias falsas más importantes sobre la psicoterapia y de las cuales se derivan muchas otras. ¡Empecemos a desmitificar!
Podríamos decir que éste es el gran pilar de los mitos sobre la psicología y la psicoterapia. En realidad, cualquier persona puede acudir a psicoterapia o visitar a un psicólogo. Existen desafíos en la vida en las que el ser humano podría necesitar un apoyo extra, como un psicólogo; alguien que sea imparcial y que tenga conocimiento sobre el comportamiento humano y formas comprobadas para intervenir, modificar o mejorarlo. Además, se puede asistir por la mera motivación de comprenderse a sí mismo y vivir una vida más satisfactoria.
Las heridas pueden ser físicas, mentales, emocionales o una combinación de todas ellas. En este sentido, a la salud mental se le debería considerar de la misma manera que a la salud física. Por ejemplo, si te fracturas un brazo, entonces debes tomar un medicamento para la inflamación y el dolor, pero eso no te hace débil, ni sería motivo de juicio o estigmatización. Sucedería lo mismo con la psicoterapia. Si la persona necesita sanar cualquier herida, merece buscar ayuda sin sentir vergüenza por ello ni ser juzgado o desvalorizado.
La psicoterapia es necesaria para enfrentar trastornos psicológicos, problemas de la vida, disminuir la angustia, entre otros, pero también puede ayudarnos a reconocer y desarrollar nuestras fortalezas y creatividad, a que aprendamos nuevos hábitos saludables y desaprendamos los dañinos. Incluso los atletas profesionales tienen entrenadores y guías que les señalan y ayudan a hacer ajustes para alcanzar su potencial. Con la psicoterapia ocurre algo similar y sirve para cualquiera, desde aquellas personas diagnosticadas con trastornos mentales o enfermedades graves, con depresión o un cuadro de ansiedad puntual, gente con dificultades en sus relaciones personales, laborales o para seguir un tratamiento médico, hasta alguien que quiere aprender técnicas de comunicación o administración de su tiempo. Estos son solamente algunos ejemplos de las innumerables causas que existen para asistir a psicoterapia. Así que la próxima vez que escuches a alguien decir esto, o tú mismo lo pienses, recuerda que la psicología va más allá de la locura.
Durante mucho tiempo se creyó que, una vez llegada la adultez, las personas no atravesaban por más cambios. Recientemente, los investigadores han evidenciado que existe la neuroplasticidad que, en pocas palabras, significa que tu cerebro tiene la capacidad de crear nuevas conexiones y reestructurarse a sí mismo durante toda tu vida y que tus experiencias de vida, genes, agentes biológicos, conductas y patrones de pensamiento le afectan. Esto implica que, aunque tus síntomas sean intensos y dolorosos ahora, hay oportunidad de mejorar. La psicoterapia es un gran espacio para eso.
En el ámbito psicológico (pensamientos, emociones y conductas), los problemas y sus síntomas difieren en causas, efectos, intensidad, tratamientos y evolución. Algunas personas pueden creer que los “síntomas” nunca mejoran ni desaparecen. Dependiendo de la situación, es posible tratar varias de estas afecciones mediante el manejo y el control de los síntomas para que sea posible llevar una vida satisfactoria y feliz.
Asimismo, la psicoterapia va más allá de sólo hablar del pasado, tu infancia o tus padres. Ésta es una creencia errónea, arraigada en la cultura popular que sobresimplifica e ignora la actualidad tanto de la psicoterapia como de la psicología. La psicoterapia es muy diversa y el fondo y forma de ésta dependerá de tu caso en específico y necesidades, de la orientación de tu psicoterapeuta y de los objetivos que establezcan en común.
Ésta es una idea equivocada que puede ser muy dañina, y es muy probable que te haya sucedido a ti o, incluso, que tú te comportaras así con alguien más. Veamos. Si has sufrido alguna situación que te pareciera insalvable, cierto malestar psicológico o algún trastorno del estado de ánimo, entonces sabes de qué se trata: empiezas a platicar con algún amigo o conocido sobre lo que te pasa o sientes, te escuchan por un rato y quizá te apoyan, pero en algún momento dirán que tu actitud es el problema, que todo está en tu cabeza, que piensas demasiado, que necesitas avanzar o, peor aún, que estás mal porque quieres. ¿Te suena familiar?
El problema es, precisamente, esa incapacidad o falta de habilidad para “sólo” superarlo o avanzar. Esto separa al malestar psicológico o enfermedades mentales del estrés cotidiano; es decir, la realidad es que muchas veces no pueden combatirse únicamente con esperanza u optimismo. Además, tú mismo o la persona a la que le dijiste eso, no sólo sufre lo que sufre, sino que además empieza a sentirse peor por no poder sentirse mejor. En algunos espacios se le ha llamado la “dictadura de la felicidad”, que, además, se ha puesto de moda en los últimos años. Esto se convierte en un círculo vicioso que es fundamental romper. Una alternativa para esto es acudir a psicoterapia.
La ciencia e investigación en psicología, psicoterapia, neurociencias o medicina está en constante desarrollo. Acudir a psicoterapia no es pagarle a alguien para “desahogarte” ni para que te “arregle” o “cure”. Es un proceso que requiere una participación activa de tu parte, donde serás acompañado y asesorado por alguien que maneja técnicas o estrategias basadas en evidencia científica para acercarte a la meta. Como en muchos otros servicios profesionales que contratas, tú estás pagando por experticia. Este proceso podría parecer largo e interpretarse como una pérdida de tiempo o de esfuerzo, sin embargo, como en todo, existen profesionales con diferentes enfoques, estilos y métodos, por lo que es necesario encontrar el más adecuado para ti.
Por otra parte, los psicólogos somos seres humanos, y como tales, también hemos tenido problemas, experiencias dolorosas, traumas, conductas poco saludables y, por supuesto, días malos; es decir, somos personas normales, pero es muy difícil que nos hayamos enfrentado a todas las situaciones posibles que pueden presentarse a lo largo de cualquier vida. Sería como pensar que un cardiólogo tuvo que haber sufrido un infarto para saber cómo actuar. Sin embargo, contamos con nuestra formación académica y nos regimos por códigos éticos y de profesionalidad. Además, en la eficacia de la psicoterapia influye el trabajo colaborativo entre psicólogo y paciente.
Finalmente, es importante comentar que tratar algún problema mental, psicológico o emocional no es como quitarse una infección estomacal donde te recetan una pastilla y esperas a que desaparezca. La conducta humana es compleja y está determinada por muchos factores, de la misma manera que nuestra salud física. Con los últimos avances de la ciencia e investigación, nos estamos moviendo de un ámbito donde existe una separación exagerada entre salud física y salud mental hacia una visión y práctica más integral. La psicología y la psicoterapia son elementos esenciales de este avance.
Espero que esta lectura te haya ayudado a despejar dudas.
Ana Rocío Vázquez Taboada