¿Eres del tipo de persona que puede llegar a sentir urgencia por abrazar y acariciar a sus seres queridos?
La explicación es mucho más sencilla de lo que imaginamos, y es por que el contacto físico es en realidad una necesidad biológica, no solo para los seres humanos, sino también para los animales.
El contacto físico genera una regulación emocional, facilitando así una sensación de relajación, mejorando el autoestima, promocionando la aprobación, el refuerzo social y la pertenencia al grupo o núcleo en el que nos desenvolvemos.
Pasar un tiempo prolongado sin ese contacto físico, provoca una sensación de vacío emocional que los expertos han llegado a denominar como hambre de piel o sed de piel.
El contacto de piel con piel estimula sensores de presión que envían impulsos eléctricos al nervio vago, incrementando su actividad, de esta manera el sistema nervioso se ralentiza, disminuyendo la frecuencia cardiaca y la presión arterial, relajando la actividad cerebral y generando una sensación de placer y relajación.
De igual manera se disminuye la producción de cortisol, que como ya sabemos, es la hormona del estrés, y aumenta la producción de oxitocina. Es decir, el contacto físico no solo produce bienestar físico, sino que también propicia bienestar emocional. Cuando se reduce o limita el contacto físico entre personas, incluso animales, todos estos aspectos resultan perjudicados.
Durante la pandemia de COVID-19, se ha implementado el distanciamiento social para evitar la propagación del virus, lo que ha limitado el contacto piel con piel al que estábamos acostumbrados y que tanto necesitamos.
Estos efectos adversos del hambre de piel es algo que también podemos identificar en prisioneros, ancianos en casas de retiro, enfermos y gente en situación de abandono u orfanato.
Es extremadamente común que los infantes que crecieron en orfanatos o en condiciones familiares donde existía poco o nulo contacto físico no alcanzan a desarrollarse en el peso y talla adecuado para su edad y generalmente presentan problemas de conducta.
El contacto físico es sumamente importante en aquellos momentos en los que nos sentimos mal, porque más que palabras de aliento, lo que buscamos es el contacto que nos reconforte el alma y nos signifique la aceptación y el consuelo por parte del otro.
Conforme nos hacemos mayores, también nos volvemos más frágiles física y emocionalmente, por lo que nuestra necesidad de entrar en contacto físico con el otro, a través de un abrazo o una caricia aumenta ya que así se favorece el mantenimiento de la salud.
Y tú, ¿qué tan seguido abrazas a tus seres queridos?, ¿qué tan seguido pides un abrazo?
Aquí te dejo algunos motivos por los cuales deberías abrazar más a tus seres queridos, incluso a ti mismo.
Existen estudios neuropsicológicos que prueban que sencillos gestos cotidianos como saludar de manos, despedirnos con un abrazo, pasear tomados de las manos, dar o recibir un masaje y muchas acciones más contribuyen a tu bienestar físico y mental.
El contacto físico reduce el estrés debido a que disminuye la producción de cortisol.
Mejora el estado de ánimo porque aumenta la producción de oxitocina, también funciona como un analgésico natural reduciendo la percepción al dolor.
Disminuye la ansiedad; ya que aumenta la producción de serotonina generando un efecto relajante.
Propicia nuevos aprendizajes a través de estímulos táctiles, corporales, emocionales y afectivos.
Mejora la salud física disminuyendo la presión sanguínea, el ritmo cardiaco y fortalece el sistema inmune.
Mejora la seguridad personal reforzando el autoestima.
Las consecuencias del no-contacto físico, generalmente están relacionadas con estados de estrés, ansiedad e incluso depresión. Esto genera un elevado estado de alerta, dificultades para dar y recibir afecto, facilita la rigidez corporal propiciando dolores musculares y aumento en la presión arterial causando enfermedades cardíacas, limita la expresión de emociones y suprime el sistema inmunológico facilitando la contracción de enfermedades, y empeorando las previamente existentes.
Así que ya sabes, levántate de donde estás y ve a abrazar a tus seres queridos.