En el blog anterior hablábamos sobre cómo prepararnos física y mentalmente para los cambios y así poder hacerles frente de una manera más efectiva. Pero, ¿por qué es importante prepararnos? bueno, es como si quisiéramos correr un maratón sin nunca haber corrido antes, no lo lograríamos y solo conseguimos lesionarnos y dañar nuestro organismo.
Lo mismo sucede con el día a día, debemos estar listos cada mañana para comenzar el día con todas las herramientas necesarias para lograr nuestros objetivos tanto personales como laborales, y sociales.
La mente se trabaja de la misma manera que se trabaja el cuerpo, es decir, si quieres correr 40 km, comienzas corriendo 2 km y conforme vas generando resistencia, fuerza y condición irás logrando correr más e incluso muchos más que esos 40 km que eran tu meta inicial.
Así es como debemos preparar nuestra inteligencia emocional y nuestra mente, alimentándola con pensamientos nutritivos y ejercicios de atención plena y meditación para que cada vez seamos más capaces de hacer frente a las batallas diarias.
¿Qué pasa si no nos preparamos?
¿Sabías qué…?
El cuerpo expresa lo que la boca calla y es mucho más visible de lo que se imagina. Cuántas personas se quejan constantemente de sufrir dolores de cabeza, irritabilidad, dolores musculares, problemas estomacales, alteraciones del sueño, cansancio crónico, problemas de memoria, falta de concentración, aumento del apetito, desregulación del ciclo menstrual, entre muchos otros síntomas físicos que tienen como causa un estado mental poco favorable; debido a que cada afección de la salud mental tiene sus propios signos y síntomas.
Existen lo que son llamadas enfermedades psicosomáticas, que son reflejo en el cuerpo de lo que pasa en el interior de la mente y la psique. Estas enfermedades como tal, pueden contar con un tratamiento médico, pero lo único que se hace es tratar el síntoma y no la raíz o causa de la enfermedad.
Esto es lo que sucede cuando no nos preparamos mental y emocionalmente, nos quedamos sin herramientas para enfrentar, para expresar y para relajar. Entonces, toda esa tensión se guarda en nosotros, en nuestros pensamientos y poco a poco se comienza a ver reflejada en nuestro cuerpo.
Lo que se debe de procurar es evitar caer en este ciclo de enfermedad, en donde ya se expresa en el cuerpo. Al atender las necesidades emocionales y psicológicas, se cuida al cuerpo de una manera integral.
Algunos ejemplos de enfermedades psicosomáticas son: psoriasis, asma, enfermedades autoinmunes como fibromialgia, entre muchas otras.
Sin embargo, es recomendable buscar la ayuda de un profesional de la salud, si comienzas a experimentar síntomas como:
Ir al psicólogo es como ir al gimnasio. Vas al gimnasio porque te ayuda a sentirte mejor, más fuerte y confidente tras observar los cambios y mejoras en tu cuerpo.
Ahora, iniciar un proceso psicoterapéutico es mejorar la capacidad y resistencia de tu mente y bienestar emocional.