Síndrome del Impostor

Síndrome del Impostor

Trabajas y trabajas mucho. Has logrado grandes cosas, has superado metas, expectativas y has sobresalido ante la adversidad y cada reto que se cruza en tu camino lo vences con facilidad. 

Para el otro es sencillo reconocer tus logros, te han dado premios y menciones honoríficas, todos te felicitan, sin embargo tu te consideras un fraude, una gran fachada que con solo mover un ladrillo se viene para abajo y tu quedarás solo en ridículo y revelando el gran fraude que eres.

 

¿Te identificas? 

 

Bienvenido al club, no eres el único. Comúnmente, la gente con mayores éxitos es la que suele preocuparse de más. 

 

Te platico de qué se trata, no eres un fraude, padeces un síndrome, un trastorno psicológico conocido como el Síndrome del Impostor (o del fraude). Este padecimiento le impide a las personas exitosas reconocer y asimilar sus propios logros. 

No se trata de un caso de baja autoestima o falta de confianza, esta enfermedad está relacionada con el perfeccionismo, aunada a una tendencia por minimizar y subestimar los logros propios. 

 

A pesar de demostrar constantemente la capacidad y conocimiento, las personas que padecen este síndrome, están convencidos de que no se merecen el éxito logrado. Estos impostores asumen que sus éxitos se deben  meramente a la suerte, por estar en el lugar y momento adecuados o por ser capaces de engañar al otro.

 

El Síndrome del Impostor está estrechamente relacionado con el Pesimismo Defensivo, ambos tienen en común la existencia de constantes dudas acerca de la habilidad propia del individuo, miedo al fracaso y un mantenimiento de bajas expectativas ante el resultado esperado, todo, a pesar del historial de éxitos y logros. 

 

Las personas, mujeres y hombres que padecen de este síndrome, no se creen merecedores de los éxitos obtenidos y viven constantemente preocupados de que los demás puedan descubrir que en realidad no son tan inteligentes o capaces como parecen o dicen ser. 

 

Los impostores manifiestan importantes dudas y cuestionamientos respecto a sus habilidades y están convencidos de que éstas están injustificadamente sobreestimadas por los demás. 

 

Si fuera fácil salir de ese tipo de pensamientos, no existiría este síndrome. Está arraigado y alimentado por las propias creencias sobre uno mismo. Las capacidades son minimizadas, y de modo contrario, las debilidades magnificadas. 

 

¿Qué pasa con estas personas?

 

Se ven altamente incapacitadas, tienen miedo de correr riesgos y en lugar de ser proactivos, trabajan por debajo de su potencial. Viven con elevados niveles de estrés que afecta no solo su desempeño laboral, sino también su vida personal y social. 

 

¿Qué hacer?

 

Reconoce y haz una lista de tus sentimientos fraudulentos cuando te ataquen. Rompe con el ciclo negativo de pensamientos poco benéficos para tu desarrollo personal y laboral. Al escribir y ver este tipo de pensamientos, los puedes observar y analizar desde otra perspectiva, una más objetiva. 

 

Ahora, realiza una lista de fortalezas y lleva un registro de tus logros, como herramienta para recordarte que lejos de ser un impostor, fraude o farsante, eres una persona sumamente capaz y exitosa. Todo logro, por muy insignificante que lo consideres, es valioso y aporta a tu crecimiento y experiencia. Aprende a observarlos desde otra perspectiva. 

 

Da las gracias, cuando te celebren un logro o te den un cumplido, no busques justificarlo, simplemente acéptalo y da las gracias. De esta manera, comienzas a reconocerte a ti mismo, de la misma manera que los demás te reconocen.

Date las gracias, reconoce tu esfuerzo, observa tus capacidades y tus debilidades, prepárate en aquello que consideres te hace falta fortalecer.

 

Y lo más importante, date momentos para descansar, para conectar contigo mismo, para convivir en familia, para reunirte con tus amigos. Trabajas y trabajas mucho, así que no dejes que tus miedos e inseguridades se apoderen de ti.