Insomnio, el viejo enemigo

Insomnio, el viejo enemigo

La mayoría de las personas hemos pasado alguna vez por la terrible experiencia de tener problemas para dormir. ¿Cómo saber si se trata realmente de insomnio?, ¿Qué se puede hacer para combatirlo?

El insomnio es un trastorno que consistente en la imposibilidad para iniciar o mantener el sueño, o de conseguir una cantidad y calidad de sueño adecuada para restaurar la energía y sentirse operativo y descansado al día siguiente.

Para el diagnóstico de insomnio se requiere que el problema persista al menos un mes y que además vaya acompañado de fatiga diurna, sensación de malestar personal significativo y deterioro social, laboral o de otras áreas importantes para la persona. Si durante el día no sientes ningún síntoma, no puede hablarse realmente de insomnio.

 

Causas

En la mayoría de los casos el insomnio es un síntoma de un trastorno subyacente más que una enfermedad en sí misma. Cualquier persona puede experimentar insomnio transitorio o de corta duración si se exponen a factores precipitantes como pueden ser estrés, duelo, medicación, ruido, viaje, etc. Pero el insomnio crónico o agudo puede deberse a enfermedades médicas y neurológicas o bien a una causa psiquiátrica (depresión y/o ansiedad, entre otras).

Una de las causas mas comunes es la irregularidad en los periodos de vigilia y sueño con ausencia de horarios estables para acostarse y levantarse, junto con variaciones en otros horarios como el de la alimentación. Esto provoca desincronización de los ritmos sueño- vigilia ocasionando que no puedas dormir cuando lo deseas.

Por otro lado, el abuso de sustancias excitantes como café, té, refrescos de cola y fármacos estimulantes del sistema nervioso central también se relacionan con este trastorno del sueño. El alcohol puede facilitar el inicio del sueño pero posteriormente lo fragmenta.

 

Consecuencias físicas y psicológicas

Padecer insomnio acarrea una serie de dificultades en distintos aspectos de la vida, de hecho, algunos estudios han mostrado relación entre la alteración del sueño y riesgo de mortalidad y morbilidad. Además, el insomnio se ha asociado a una disminución del rendimiento laboral y un deterioro social, así como a otros aspectos como el incremento en la posibilidad de tener un accidente automovilístico.

Así mismo, el insomnio no relacionado inicialmente con alteraciones psiquiátricas, es un factor de riesgo para el desarrollo de ansiedad, depresión y abuso de sustancias.

Tratamiento.

Para el tratamiento farmacológico se debe tomar en cuenta que el insomnio es un síntoma, no un desorden o una enfermedad que pueda tratarse solo con medicamentos para que desaparezca. Cabe destacar que las personas que toman somnífero pueden desarrollar tolerancia al fármaco y tener rebote al ser retirados, por lo que, con el tiempo requerirá una mayor dosis. Por esta razón, el somnífero de preferencia debe ser una ayuda temporal pero se tiene que tratar la causa de fondo. El medicamento tiene que estar siempre recetado por un especialista y se recomienda no prolongar más de 8 semanas el tratamiento de este tipo.

Ahora bien, también existen sustancias naturales fundamentales con acciones hipnóticas tales como la raíz valeriana, sumidad de Pasiflora y el estróbilo de Lúpulo por mencionar algunos.

La higiene del sueño y el tratamiento de los trastornos subyacentes son la aproximación terapéutica inicial e ideal para combatir el insomnio.

Algunas recomendaciones para superar el insomnio son:

  • Despertarse y acostarse todos los días a la misma hora.
  • Evitar siestas innecesarias o largas durante el día.
  • Eliminar la ingesta de sustancias con efecto activador o estimulador del SNC, especialmente antes de acostarse (eliminar cafeína, alcohol y nicotina).
  • Realizar ejercicio físico con frecuencia, evitando que sea en las últimas horas ya que tiene efecto excitante.
  • Tomar baños de agua a temperatura corporal por su efecto relajante.
  • Mantener horarios sociales, laborales y de comidas regulares. Evitar comidas abundantes cerca de la hora de acostarse.
  • Practicar ejercicios de relajación (respiración abdominal, meditación, yoga, hipnosis, biofeedback, etc.) antes de acostarse y escuchar música relajante.
  • Mantener condiciones ambientales adecuadas para dormir (ruidos, temperatura, luz, cama confortable, etc.). Y procurar la exposición a la luz brillante durante la mañana.
  • Limitar el tiempo diario en cama al tiempo necesario de sueño. Usar la cama únicamente para dormir y para relaciones sexuales, no usarla para actividades como leer, estudiar, ver televisión, comer, etc.
  • Si no se consigue dormir en 15 minutos, se recomienda salir de la cama, ir a otra habitación, hacer alguna actividad relajante, y regresar a la cama cuando se encuentre somnoliento.
  • Si tiene que adaptarse a cambios de horario laboral aumente la intensidad de luz durante las horas de trabajo y propicie oscuridad en el descanso.

¡Recuerda! el tener un sueño reparador ayuda a tener una mejor salud emocional, física y mental.